La Revolución Liberal (1895 –
1912)
El
sostenido incremento de la exportación cacaotera y del comercio de importación
trajo consigo un proceso de acumulación cada vez más significativo de capital,
al mismo tiempo que más estrechas vinculaciones con el mercado mundial. Se
consolidó así el predominio de los sectores capitalistas dinámicos de la
economía. Se definió el Modelo Primario Agroexportador, bajo cuya vigencia se
mantuvo la regionalización del país, pero se rearticularon diversas formas de
producción, desde las más tradicionales hasta las más modernas. Las relaciones
de tipo salarial se ampliaron no solo en las ciudades, especialmente en
Guayaquil, sino también en algunos espacios rurales.
El auge
de las exportaciones cacaoteras provocó la consolidación, al interior de la
oligarquía costeña, de una fracción de comerciantes y banqueros, diferenciada
de los propietarios rurales. En ese grupo, a los que podemos llamar con
propiedad burguesía comercial y bancaria, fue el sector que logró dirección
política con la transformación liberal. En el golpe de Estado y la guerra civil
de 1895, sin embargo, aunque el beneficiario político fue la burguesía, los
sectores sociales más dinámicos fueron el campesinado costeño, movilizado en
las montoneras, los artesanos, especialmente del Puerto Principal, y la
intelectualidad liberal de sectores medios que era divulgadora de las ideas
radicales.
Esta
fue una etapa de consolidación del Estado Nacional en el Ecuador y del inicio
de la vigencia de un Proyecto Nacional Mestizo. Ello supuso, por una parte, un
programa orientado a la integración económica de las regiones naturales
mediante obras como el ferrocarril Guayaquil – Quito. Por otra parte, el
proyecto liberal trajo también la mayor transformación político – ideológica en
la historia del país. El Estado consolidó su control sobre amplias esferas que
estaban en manos de la Iglesia. La educación oficial, el Registro Civil, la
regulación del contrato matrimonial, la beneficencia, etc., fueron violentamente
arrebatadas de manos clericales y confiadas a una nueva burocracia secular. Del
mismo modo, la iglesia, fue despojada de una buena parte de los latifundios,
mediante la Ley de manos muertas o de beneficencia.
La
Revolución Liberal significó un gran salto. El predominio político e ideológico
del latifundismo clerical fue desmontado por la burguesía y sus aliados, cuyos
mecanismos de dominación y reproducción ideológica suponían el establecimiento, al menos en principio,
de ciertas garantías y de libertad de conciencia y educación. No puede hablarse
de una transformación frustrada o de una traición al credo liberal. La
revolución halló sus límites en los de su principal protagonista. Es decir, que
estuvo determinada por los intereses de la burguesía que ni pudo desmontar la
estructura latifundista de la Sierra, ni abolir el poder regional
terrateniente. Derrotado, pero no destruido en su base económica fundamental,
el latifundismo cerró filas alrededor de la Iglesia católica. De este modo, el
conflicto político se dio entre el Estado liberal, que expresaba los intereses
de la burguesía y consolidaba su poder gracias al soporte del ejército y grupos
medios, y la Iglesia católica, dirigida por el clero y la vieja aristocracia,
respaldados por sectores artesanales organizados.
El
general Eloy Alfaro se había vuelto una figura legendaria del movimiento
radical. Combatió por años en el campo y en la prensa contra el régimen, hasta
que fue nombrado, en su ausencia, jefe supremo por el pronunciamiento del 5 de
junio de 1895. Como tal dirigió la campaña militar triunfante que instauró el
liberalismo en el poder. Conforme las iniciales reformas fueron implantadas,
los conflictos con la Iglesia arreciaron. La conspiración conservadora mantuvo
en alerta al gobierno, empeñado en fundar centros de educación laica y
construir el ferrocarril. En 1901 se patentizó la división liberal. El general
Plaza, elegido presidente de la República, fue constituyendo su fuerza propia.
El alfarismo tenía un sesgo popular, tanto que el placismo venía a ser la
alternativa pro oligárquica.
Plaza
llevó a cabo las reformas liberales anticlericales de mayor radicalidad. Al fin
de su gobierno intentó impedir la vuelta de Alfaro al poder, pero el caudillo
lo tomó nuevamente con un golpe de Estado. En la segunda administración
alfarista (1906 – 1911) se emitió la Constitución de 1906, la Carta Magna
liberal, y se concluyó la titánica obra del ferrocarril trasandino (1908).
Luego de dejar el poder en 1911, y de una efímera ausencia en Centroamérica,
Alfaro volvió al Ecuador intentando ejercer el arbitraje en una nueva revuelta
de los radicales. Tomado preso luego de una derrota militar, se lo condujo a
Quito junto con varios tenientes. En enero de 1912 fueron bárbaramente
asesinados y sus cadáveres incinerados por las turbas, agitados por una oscura
alianza de adversarios liberales y derechistas furibundos.
Las
transformaciones implantadas por el liberalismo (separación de la Iglesia y el
Estado, educación laica, libertades de conciencia y culto, etc.) fueron
innovaciones políticas e ideológicas, orientadas a consolidar mecanismos de
reproducción del sistema capitalista en ascenso. Con ellas la burguesía aseguró
su control del Estado, garantizando condiciones favorables a la integración de
los mercados internos y a la vinculación cada vez más estrecha con el sistema
internacional. Con esto se acentuaba la situación dependiente del país respecto
del imperialismo. Creadas estas condiciones, el impulso ascendente de la
Revolución Liberal se volvió peligroso para las estructuras de dominación. La
caída y muerte de Alfaro fue parte de un plan de los sectores oligárquicos por
frenar su impulso.
A fines
de siglo XIX e inicios del XX se dieron importantes transformaciones en la vida
de la sociedad ecuatoriana, el crecimiento de las ciudades estuvo acompañado
por la instalación de la luz eléctrica y la circulación de los primeros
automóviles. Se importaron varios artefactos eléctricos y comenzaron a
exhibirse las primeras películas.
Durante la primera presidencia de Eloy Alfaro, se estableció
una nueva ley de Monedas que impuso el primer Patrón Oro en el Ecuador que duró
de 1900 a 1917. Para esta conversión se autorizó la exportación de monedas de
plata, y acuñación de monedas de oro. Adicionalmente, los principales bancos
privados de emisión estaban obligados a mantener una Reserva de oro en bóveda
equivalente al 50% de su emisión de billetes de banco.
Predominio plutocrático[1]
(1912 – 1924)
Luego
de la fase revolucionaria, esta fase fue de predominio de la oligarquía
liberal. Pero al mismo tiempo se fueron incubando las condiciones que
determinarían su caída. Primero se dio la revuelta en el medio rural de la
Costa; luego, ya en los años veinte, estalló la agitación urbana. Los sectores
medios, que habían crecido con la burocracia y el comercio menor, pugnaron por
participar en el poder. Las organizaciones obrero – artesanales, cuyo
desarrollo a fin de siglo fue intenso, reivindicaban sus derechos. La guerra
europea y fundamentalmente el triunfo de la Revolución soviética fueron el
marco externo de influencia político – ideológica.
En su
segunda administración, que se inició en 1912, Leonidas Plaza logró un cese de
fuego con la Iglesia, a cambio de estabilizar las reformas sin ir más adelante.
Buscó un consenso de oligarquías, haciendo incluso importantes concesiones al
latifundismo serrano. Entregó, cada vez sin mediaciones, el control directo del
poder político a la toda poderosa banca guayaquileña, especialmente al Banco
Comercial y Agrícola. Plaza y su sucesor, Alfredo Baquerizo Moreno, tuvieron
que afrontar la insurrección montonera del coronel Carlos Concha, abanderado
del alfarismo radical que movilizó por más de cuatro años al campesinado de
Esmeraldas y Manabí.
El
gobierno de José Luis Tamayo, alto representante de la plutocracia
guayaquileña, coincidió con el agudizamiento de una crisis de la producción y
exportación cacaotera. Como secuela de la depresión de posguerra registrada en
los países capitalistas centrales, los precios del producto cayeron abruptamente
en el mercado mundial y se dio un a sobreproducción de fruta, al mismo tiempo
que azotaron varias enfermedades y plagas. Por añadidura, las plagas
destruyeron las plantaciones. De 1918 a 1923 el auge de exportación se vino
abajo. Los comerciantes y banqueros usaron su control político para imponer
medidas económico – monetarias que trasladaban el peso de la crisis a los
trabajadores. Una coyuntura de agitación social culminó el 15 de noviembre de
1922, cuando la protesta popular fue sangrientamente reprimida en las calles de
Guayaquil, con saldo de cientos de muertos. Fue el bautismo de sangres de los
trabajadores organizados.
Cuando
en 1924 llegó a la presidencia Gonzalo Córdova, la etapa finalizaba. El
liberalismo había perdido su base popular, la reacción conservadora acumulaba
fuerzas para lanzarse a la revuelta, la crisis económica no se superaba, el
descontento estaba en todo lado. Córdova fue derrocado el 9 de julio de 1925
por un golpe de militares progresistas.
[1] Plutocracia: es un sistema de
gobierno en el que el poder lo ostentan quienes poseen las fuentes de riqueza.
muchas gracias buena informacion
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