LA ÉPOCA REPUBLICANA
El 13
de mayo de 1830 las corporaciones y padres de familia de Quito resolvieron
Constituir un Estado Libre e Independiente, con los pueblos comprendidos en el
Distrito del Sur y los que deseen incorporarse, mediante las relaciones de
naturaleza y de recíproca conveniencia. Semanas después, en agosto se reunió en
Riobamba la primera Asamblea Constituyente.
Uno de
los problemas que afrontaron “los padres de la patria” fue como bautizarían al
nuevo país. El tradicional nombre de Quito, herencia indígena mantenida por la
Real Audiencia, despertó resistencia entre los representantes guayaquileños y
cuencanos. En aras de la unidad se resolvió llamar al nuevo Estado como lo
habían hecho los sabios franceses que lo visitaron años atrás para hacer
estudios sobre la línea equinoccial. De este modo nació el Ecuador.
La
característica del país en su nacimiento fue la regionalización. Tres espacios
que habían prevalecido en el último período colonial se consolidaron. La Sierra
centro – norte, con su eje Quito, retuvo la mayoría de la población y la
vigencia del régimen hacendario. La Sierra sur, nucleada alrededor de Cuenca,
tuvo una mayor presencia de la pequeña propiedad agrícola y la artesanía. La
cuenca del río Guayas, con su centro en Guayaquil, experimentó un acelerado
crecimiento del latifundio cada vez más vinculado a la exportación, y sufrió
una declinación de la pequeña propiedad agrícola. Estas regiones mantenían
precarias relaciones entre sí. Cada cual estaba vinculada económicamente al sur
de la actual Colombia, al norte del Perú o a la costa pacífica, pero no
constituían entre ellas un mercado que las articulara.
Las
guerras de la independencia deterioraron los frágiles vínculos económicos y
sociales entre las regiones y redujeron el comercio internacional que, con la
ruptura colonial, fue orientándose cada vez más hacia las potencias
capitalistas, especialmente a Gran Bretaña, que luego de las dos primeras
décadas de la República se constituyó en la principal contraparte. El desarrollo
del comercio externo aceleró el crecimiento poblacional y económico de la
Costa, pero al principio no logró articular toda la economía del país. Eso
sucedería en las décadas finales del siglo XIX.
Ecuador
nació dominado por los grandes latifundistas, señores de la tierra que
controlaban el poder regional. La mayoría de la población eran campesinos,
indígenas, sujetos a la hacienda por el concertaje. En algunos lugares de la
Sierra y Guayaquil se mantenía la esclavitud de los negros y la pequeña propiedad
campesina, así como relaciones de corte pre – capitalistas denominadas
precarias. En las ciudades, concentradas en su mayoría en la Sierra, vivían
grupos de artesanos y pequeños comerciantes con una cúpula de burócratas,
clérigos y propietarios rurales.
Las
primeras décadas de la República fueron de inestabilidad y desarticulación. El
control terrateniente reemplazó a los españoles y se desplazó hacia instancias
locales y regionales, asentadas en el régimen hacendario. Los latifundistas,
sin embargo, no pudieron unificar a la comunidad cultural y social de los
ecuatorianos, y se consolido una ruptura entre las clases dominantes criollas y
el pueblo. Se mantuvo el control oligárquico por medio de una votación
restringida de tipo censatario que excluía a las mujeres, los analfabetos (que
eran la mayoría) y los no propietarios, del mantenimiento de mecanismos de
represión y manipulación ideológica de los campesinos y trabajadores urbanos.
Con la fundación de la República surgió un Estado Nacional débil y excluyente,
cuyo conflictivo proceso de construcción se ha extendido hasta nuestros días.
Los latifundistas impusieron su visión de continuidad hispánica y ruptura con
la mayoría del pueblo. Hasta fines del siglo XIX prevaleció un proyecto
nacional criollo, limitado y excluyente, que no pudo expresar a la mayoría de
la población.
La
naciente república surgió sobre bases de dominación económico – social de los
indígenas, campesinos, mestizos y grupos populares urbanos. Por ello, el largo
proceso de construcción nacional no ha estado exento de conflictos. No
solamente de aquellos que enfrentan a los detentadores del poder, del control
de la economía y la sociedad toda, con la mayoría de trabajadores sujetos a
explotación; sino también a los que expresan las contradicciones regionales o
la dominación racista sobre los pueblos indígenas y negro.
Periodización de
la republica
Cuando nació el ecuador como hemos visto, la
economía del país estaba profundamente regionalizada. Predominaban varias
formaciones económico-sociales regionales precariamente relacionadas entre sí,
merced a la existencia de un estado central y unas relaciones de intercambio
muy débiles. Como ha sido frecuente en la realidad latinoamericana, en cada una
de las regiones coexistían relaciones productivas de diverso origen histórico y
de distinto carácter, que incluían dentro de la hacienda el concertaje y otras
formas de corte servil y precapitalista, junto a la pequeña producción rural y
artesanal, e inclusive algunas relaciones salariales más modernas.
La independencia se produjo en una etapa de
consolidación del sistema capitalista a nivel mundial. Pero el predominio
capitalista dentro del ecuador no se dio de inmediato Fue un proceso que abarcó
casi un siglo. Por una parte, la influencia del mercado mundial fue creciendo,
hasta volverse determinante a fines del siglo XIX con el auge de las
exportaciones de cacao. De este modo creció la economía, pero se volvió más
dependiente del sistema internacional. Por otra parte, las relaciones sociales
capitalistas fueron también ampliándose en la sociedad ecuatoriana, hasta que
se volvieron dominantes ya en el siglo XX, aunque se mantuvieron rasgos
serviles y pre capitalistas fuertes, así como notorias especificidades
regionales.
Al cabo de un
primer período de fuerte regionalización, en el que solo tuvo influencia
parcial del mercado mundial, en las décadas finales del siglo XIX se abrió un
período nuevo en la economía del Ecuador de predominio capitalista y de mayor
integración regional. A inicios de los años veinte se dio la gran crisis del
modelo primario exportador, que se extendió hasta finales de la década de los
cuarenta en que el auge bananero reactivó el modelo, para desembocar en una
nueva crisis a inicios de los sesenta. Allí se abrió un nuevo período que se
configuró en la década siguiente, los setenta, con la exportación petrolera.
Ese período se extiende hasta el presente. En el estudio de la Época
Republicana, tomando en cuenta los hitos mencionados en la evolución económica
y el desarrollo del Estado Nacional, pueden establecerse tres grandes períodos:
el primero, desde la fundación hasta fines del siglo XIX, caracterizado por la
vigencia del proyecto nacional criollo; el segundo, desde el inicio de la
Revolución Liberal hasta los sesenta del siglo XX, en que el capitalismo
ecuatoriano funciona inserto en el sistema mundial y predomina el proyecto
nacional mestizo; y el tercero, desde los sesenta hasta nuestros días, en que
se abre paso un proyecto nacional de la diversidad. A su vez, en estos períodos
pueden distinguirse etapas o momentos diversos que se recogen en los acápites
que siguen.
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